20 Nov

 Servicio de Salud Pública de Inglaterra declara: ¡los cigarrillos electrónicos 95% menos dañinos que el tabaco!

El debate en torno a los cigarrillos electrónicos ha sido polémico durante mucho tiempo, con afirmaciones contradictorias sobre su propósito e impacto. Algunos argumentan que ayudan a reducir la adicción al tabaco, mientras que otros temen que sirvan como puerta de entrada a la dependencia de la nicotina. Sin embargo, una tercera perspectiva sugiere que incluso podrían representar mayores peligros que los cigarrillos tradicionales.

Para poner fin a esta controversia, el Servicio de Salud Pública de Inglaterra (PHE) ha llevado a cabo un estudio innovador en el que se afirma que los cigarrillos electrónicos son significativamente menos dañinos que sus homólogos de tabaco. Esta revelación marca un momento crucial para una nación donde las enfermedades relacionadas con el tabaco siguen siendo un problema de salud pública apremiante.

Con casi 100.000 muertes anuales atribuidas al tabaco en el Reino Unido, las autoridades sanitarias están buscando activamente soluciones eficaces. Si bien los cigarrillos electrónicos no están completamente exentos de riesgos, representan un marcado contraste con los productos de tabaco tradicionales. Según The Guardian, la nicotina de los cigarrillos es responsable del 99,6% de los daños causados ​​a los consumidores, mientras que en los cigarrillos electrónicos esta cifra se reduce a sólo el 3,4%.

La afirmación de este estudio de que los cigarrillos electrónicos son un 95% menos dañinos es un paso significativo hacia su posible inclusión como ayudas antitabaco recetadas, similares a parches, pastillas y chicles. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta que este respaldo es específico de su función para dejar de fumar, no de productos universalmente seguros. En consecuencia, su venta sigue restringida a mayores de 18 años.

El estudio también revela que aproximadamente 2,6 millones de ciudadanos ingleses han integrado los cigarrillos electrónicos en sus estrategias para dejar de fumar o como alternativa para aliviar la ansiedad. Contrariamente a los temores de que sirvan como puerta de entrada al consumo de tabaco entre los jóvenes, los datos sugieren lo contrario: menos del 1% de los jóvenes usuarios de cigarrillos electrónicos están haciendo la transición a los cigarrillos tradicionales.

Sin embargo, es imperativo realizar investigaciones en curso para comprender las implicaciones a largo plazo del uso de cigarrillos electrónicos, incluidos los riesgos potenciales asociados con los aromas utilizados en ciertas marcas. PHE estima que si los ocho millones de fumadores de Gran Bretaña dejaran de fumar y cambiaran a los cigarrillos electrónicos, se podrían salvar aproximadamente 75.000 vidas anualmente.

A la luz de estos hallazgos, los cigarrillos electrónicos emergen no como una panacea sino como una herramienta prometedora en la lucha contra la adicción al tabaco, lo que subraya la importancia de continuar la investigación y la regulación para garantizar su uso seguro y eficaz.

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